EL CEREBRO DEJA DE ESCUCHAR LOS SONIDOS REPETITIVOS Y RITMICOS

El la última publicación de este blog, conversamos sobre una de las muchas herramientas heredadas de nuestros ancestros, referida a como procede el cerebro en determinados momentos, para preservar la supervivencia de la especie humana. Señalábamos en ese artículo: como el sistema nervioso, procedía para dejar de ver una imagen, donde el objeto observado permanece estático y no actualiza detalles de su configuración, que es en definitiva, la que creará su representación en el cerebro. En esa ocasión hablamos de las “microsacadas”, las responsables de poder percibirlas. Los interesados, podrán ver los detalles en ese artículo.
Ahora, nos referiremos a otra herramienta, igualmente aprendida, por años de experiencias y que son alojadas, como la anterior, en el cerebro reptiliano, donde están, entre otros, el hipocampo, el hipotálamo, el Tálamo y la amígdala. Es exactamente la zona encargada de nuestras emociones. Esta nueva herramienta es utilizada, cuando un sonido es repetitivo y rítmico a la vez y el cerebro, por esa razón, deja de escucharlo. Cuando el sonido posee esas cualidades, y nos permite tener la certeza, de no solo de lo que oiremos, sino también de cuándo lo oiremos, las neuronas auditivas, dejan de percibir nuevas variaciones del estímulo sonoro, haciendo que ellas pierdan interés y desvíen su atención, enfocándose en otro, que posea variaciones rítmicas.
Acontece en la vida diaria, cuando conversamos con una persona en una cafetería o en cualquier sitio público. Es menester, para enterarnos de los que nos dicen, obviar el sonido del ambiente –repetitivo y rítmico-, para concentrarnos mejor en el interlocutor. Es cuando el cerebro entra en acción y por su naturaleza, aparta la atención del ruido invariable, para ocuparse de otro, de mayor interés e importancia, que por razones de alerta o de comunicación, son básicos para la adaptabilidad y supervivencia de la especie

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SOLO VEMOS, CUANDO HAY MOVIMIENTO

Traemos de nuestros ancestros muchas actividades involuntarias, que han servido para la supervivencia de nuestra especie. Esas adaptaciones, habitan en nuestro cerebro reptiliano, el más antiguo de todos y donde se alojan las emociones humanas.
Sabemos que lo que vemos, son simplemente vibraciones luminosas que llegando al cerebro son codificadas por las neuronas y convertidas en estímulos electro-químicos, los cuales a su vez, incitan a las glándulas a la emisión de neurotransmisores, que ejecutan su respuesta en cualquier parte del cuerpo donde se haya recibido el estímulo. Es esta la manera, en que se responden a los estímulos externos e internos y de este modo resolver una situación de crisis o de otra índole.
En el caso a que nos referiremos, es al hecho de ver. Como les decía, las imágenes, llegan de forma de oscilaciones lumínicas que son convertidas en el cerebro en transmisiones electro-químicas, que nos permiten darle forma a lo que vemos.
Pero resulta lo siguiente: Si por ejemplo, fijamos la mirada en un punto o en un objeto inmóvil, las neuronas al no recibir cambios en la imagen observada en el tiempo, el sistema sensorial, pierde interés, elimina la atención y lleva a un descanso a la actividad en el cerebro, provocando que la “imagen” se desvanezca paulatinamente. Es lo que sucede en ese experimento, cuando observamos detenidamente un punto rojo, al cabo del tiempo, este desaparece, lo han realizado, verdad.
Pero esta indiferencia visual, cuando lo observado está inmóvil, es peligroso para cualquier especie -tanto para el depredador, como para la presa-, pero en el humano, el cerebro evoluciono, para detectar todo lo que se encuentra en nuestro campo visual, esté o no en movimiento.
¿Cómo lo hacemos? Para eliminar esa debilidad, el cerebro produce y a esto me refería, sobre nuestros ancestros, un micro-movimiento, llamado: “microsacadas”. Los ojos humanos, están constantemente en un estado de vibración, oscilando con pequeños movimientos hacia adelante y hacia atrás, a un ritmo de unas 60 veces por segundo, y son completamente imperceptibles en condiciones normales.
Estos mini movimientos involuntarios, son especies de saltos de un lado a otro del campo visual. Según los científicos, pasamos cerca del ochenta por ciento (80%), del tiempo, fijando la mirada en algún objeto. Entonces, estas “microsacadas”, sirven para ir actualizando la imagen proyectada por la retina. Sin ellas, mirar fijamente a un punto, provocaría como lo comente antes, un cese de los estímulos al cerebro, que son producidos específicamente, por los cambios luminosos reflejados por el cuerpo observado.
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HAY QUE TOMAR AGUA, SIN TENER SED.

Todos sabemos la importancia orgánica del agua, pero no todos ingerimos la cantidad necesaria. Intentaré dar algunas razones que obligan a tomar agua. Las células del organismo, tanto las nerviosas –neuronas- que están en el cerebro, como las células componentes del resto del cuerpo humano: las que conforman el corazón, hígado, pulmones, piel, músculos, huesos, etc., ameritan del preciado líquido.
Todas las células, necesitan una mínima cantidad de agua, para su óptimo desenvolvimiento. Para ser perfectamente efectivas y realizar sus funciones, de la manera más favorable, utilizan el agua, con ese requisito satisfecho, los procesos, sean mentales o fisiológicos se realizarán de modo eficiente.
La mayoría de las personas, toman agua, solo cuando tienen sed. Bueno, cuando eso sucede, ya se ha iniciado en el organismo un proceso de deshidratación, no severa, ni peligrosa, pero esa pequeña falta de agua, ya está actuando en nosotros. El modo de comprobar fácilmente esa carencia, es ver el color de tu orina. Si es amarillo en varias de sus tonalidades, hay falta de agua, ya que existe una alta concentración de bacterias allí. Si es transparente, estás bien hidratado, has consumido una cantidad de agua satisfactoria, que mantiene esa claridad, por consiguiente, el orine es incoloro. Es el estado de hidratación óptimo.
Pero el asunto no queda allí. La deshidratación –aunque en poca cuantía- , se produce, hasta cuando estás quieto. El solo hecho de pensar, produce un consumo de agua en las neuronas. Para mayor información, el cerebro es el órgano del cuerpo que consume la mayor cantidad de agua en proporción a su tamaño, el consume un veinte por ciento (20%) de toda la energía que se fabrica en el cuerpo. Si dejamos de tomar agua, las neuronas, actuaran de modo deficiente. Es posible que no reacciones ante un estimulo de la forma esperada, tus reacciones mentales serán más lentas, tu capacidad de aprendizaje disminuye, etc. La razón, es que ellas están trabajando con una baja dotación de energía, y las consecuencias son esas.
Un estudiante, por ejemplo, antes de un examen o cuando está estudiando, debe ingerir gran cantidad de agua, te dará más ganas de ir al baño, pero más nada. Es como mantener de forma lubricada y en perfecto funcionamiento a esas participantes de los procesos cerebrales, sean estos, por ejemplo: el solo hecho de pensar, imaginar algo o simplemente, el tener en un pensamiento específico en la mente. Si estando acostados o durmiendo, nos deshidratamos; más aún, cuando estamos en acción. Por eso, por prevención, debemos tomar agua, sin tener sed.
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