Es más beneficioso premiar los logros que castigar los fracasos

Es más beneficioso premiar los logros que castigar los fracasos. Es muy importante conocer las razones para hacer esto. El tener éxito en un evento, el llegar a una meta, el conseguir el objetivo, etc., todos estos logros, merecen ser premiados, realizar alguna demostración de lo bueno que ha sido, de lo importante que es resolver una situación o llegar a la solución más conveniente en cualquier momento de crisis o de dificultad. El darle publicidad a un logro obtenido en el grupo de trabajo, el darse a conocer lo conseguido por uno de los integrantes, es una acción altamente beneficiosa y motivadora para todo el equipo de trabajo, y lo será mucho más, para el participante que encontró la solución o resolvió el problema. Eso será un estímulo para todos los integrantes. Ayuda a levantar la autoestima y hace que se comprometan y contribuyan mucho más y con fuerte entusiasmo a las labores a que están encomendados. ¿Ahora que sucede cuando alguien no logra sus objetivos en sus operaciones? Muchos gerentes o encargados inmediatamente reclaman con dureza a la persona que no logró ejecutar los planes propuestos, aunque hayan realizado los pasos adecuados, los mismos que anteriormente lo habían llevado a la meta establecida. Una llamada de atención, reclamo o cualquier otra acción hacia ese trabajador en estas circunstancias, es sumamente peligrosa, por lo desestimuladora. Eso haría disminuir la autoestima de esa persona, que en esta oportunidad no alcanzó su propósito, aun cuando siguió el procedimiento indicado. Es importante conocer bien antes de la amonestación, si en el proceso de realización de la tarea, no intervino una variable no controlada, que fue el causante de la calamidad. Los gerentes deben entonces saber de la existencia de algo que se denomina: ¨la regresión a la media¨. Es un factor estadístico capaz de producir un desvío incontrolado del camino requerido. Es un hecho que debe ser tomado en cuenta siempre y que no debe ser olvidado jamás. Muchas veces que no hemos logramos los objetivos determinados y habiendo realizado los pasos correctos, la razón no es un error cometido por el ejecutante, sino de esa variable no prevista, que entró en la ecuación y no podemos manejar, y es ¨el azar¨. Aun teniendo un 97% de probabilidades de éxito, hay todavía un margen de error donde ella puede aparecer y modificar la dirección que llevamos. Si se está en esa zona -margen de error-, de los imponderables sean llamados circunstancias, contingencias, etc., pueden aparecer y eso es suficiente al intervenir, cambiar el rumbo que se tenía. Por ejemplo: Hay un dicho que expresa ¨cosechas lo que siembras¨, pero muchas veces no sucede así entre los que verdaderamente trabajan en el campo cultivando la tierra, es por la participación en el proceso de la naturaleza. O no llovió o lo hizo en demasía, aun, cuando se colocaron las semillas pertinentes, se acondicionó el terreno, se usó fertilizantes adecuados, etc., y al final, esas variables del azar aparecen y modifican la trayectoria de lo que se está ejecutando, obteniéndose otra cosa diferente a lo buscado. Este agricultor, no fracaso, solo tuvo un accidente que le cambio el resultado. Hizo todo lo recomendado, siguió los pasos del proceso como siempre, pero….solo que cayó en la zona del error porcentual, y eso es una realidad en cualquier actividad asumida. Es por eso es un grave error llamarle la atención a una persona, donde ella no ha tenido la culpa de los resultados que se lograron, las circunstancias, el azar, ha jugado y realizado lo que normalmente hace al aparecer: cambiar el rumbo de una actividad conocida y ejecutada siguiendo los mismos parámetros de siempre, pero que antes este agente oculto, imponderable e impredecible, no se había hecho presente. Debo decir qué en muchos casos el error cometido en la oficina, donde todas o la mayoría de las variables son conocidas y controladas, esa falla cometida, podría ser por falta de preparación, incapacidad o sencillamente desinterés laboral del trabajador, que naturalmente debe ser penalizado, eso está claro, pero en los otros casos donde no es posible manejar todas las variables y sucede una falta, y además participa el entorno es imposible predecir el 100% de resultados correctos. En estos casos, podemos tener muchas probabilidades de éxito, según la experiencia obtenida en anteriores acción relacionadas, pero no lo podemos predecir al cien por ciento (100%), solo poder desear que no aparezca nada incontrolable que nos altere la rutina, varíe el objetivo deseado y fracasemos. e-mail: jesuspirela9@gmail.com Twitter: @japirela

Las razones por la ual hacer una cosa a la vez es beneficioso

En esta era de la globalización, donde supuestamente abundan los super ejecutivos, capaces de realizar múltiples tareas a la vez para demostrar sus valores y así justificar sus altos salarios y sus enriquecimientos sin límites. Estando en una época de altas competencias, las personas, sobre todos los ejecutivos, intentan dar mucho más al tratar de realizar más de una tarea a la vez. Craso error. Las investigaciones y estudios hechos sobre el asunto han demostrado una y otra vez, que el hacer múltiples tareas simultáneamente, en vez de colaborar con su rendimiento y producción, es todo lo contrario. Las consecuencias se ven luego, al final del proyecto y de haber gastado miles de dólares, mucho tiempo invertido y sin ver resultados positivos. Y todo esto tiene sus razones. Se ha demostrado en esas investigaciones realizadas, qué al ejecutar más de una cosa a la vez, no haces ninguna de las dos bien. Y si le agregas otra cosa más, el resultado es peor. Pondré un ejemplo sencillo en el cual todos tendremos experiencia: El simple hecho de manejar y hablar por teléfono, aún estando en manos libres, es causa de más accidentes, que si no conversamos mientras conducimos, eso lo dicen las estadísticas. Los estudios de los neurocientíficos, también han demostrado que los conductores que hablan por el teléfono, mientras conducen, ¨miran¨ objetos del entorno, pero a menudo no los ¨ven¨, debido a que su atención se desvía del contorno y se concentran en la conversación, produciéndose por ese motivo, una distracción suficiente para generar consecuencias lamentables. En una investigación de la Universidad de Utah sobre el tema, demostró mediante un sencillo ejemplo, algunas de las consecuencias de realizar dos o más cosas -sencillas, por demás- a la vez. El ejercicio es el siguiente: En tres columnas, una al lado de la otra, escribe en la primera columna los números arábigos del uno al diez, en la segunda columna las letras A hasta la letra J y en la tercera columna escribe en números romanos desde el I al X, pero simultáneamente, Eso significa que escribirás de una vez los primeros de cada columna, o sea 1, A y I, lo más rápido que puedas y mides el tiempo que tardas en realizarlo. Luego haces el mismo ejercicio, pero escribiendo cada columna sola y también mide el tiempo en que lo haces. Como pudiste experimentar, tardaste aproximadamente la mitad del tiempo en realizar cada una de las tareas -columnas- solas, que lo que demoraste en hacerlo saltando de una a la otra tarea. La razón es por las limitaciones físicas del cerebro. El científico Harold Peshler demostró a principio de los años 90, lo que se llamó la ¨Interferencia de la doble tarea¨ y teorizó la existencia de un cuello de botella en el proceso de cambio de una tarea a otra nueva, debido al esfuerzo que realiza el cerebro al ejecutar el paso de una tarea a otra tarea diferente, además del gasto de energía y tiempo que eso genera. Las investigaciones han concluido qué para poder pensar en dos cosas diferentes a la vez, es necesario que cada uno de esos procesos de pensamiento o tareas, ocurran en uno solo de los hemisferios del cerebro. Al parecer, cada mitad del cerebro se ocupa de una sola cosa, lo que explica que resulta complicado hacer más de una cosa o peor, más de dos cosas a la vez. Porque si iniciáramos una tercera cosa a la vez, como en el ejemplo, perderías la concentración en una de las otra dos, al necesitar usar uno de los hemisferios que ya está ocupado en otra de las tareas. Supuestamente esta es la razón que sufrimos o tenemos, a la hora de elegir un producto en el supermercado, cuando allí se nos ofrece muchas posibilidades distintas del mismo objeto. En este comportamiento se podría encontrar la clave de porque en esos casos de dudas, nuestras decisiones son irracionales. Podríamos, por ejemplo, caminar y hablar a la vez o incluso añadir una tercera tarea, como escuchar música y una cuarta tarea, como comernos un helado. En estos casos se trata de ¨programas automáticos¨ que se pueden ejecutar sin prestar apenas atención, pero la cuestión cambia cuando tienes que concentrarte en la tarea que estás haciendo. En conclusión, no podemos hacer dos cosas a la vez que requieran nuestra concentración, sin embargo, todos tenemos la experiencia de estar hablando con alguien, pero simultáneamente, ser capaces de captar una palabra significativa en una conversación que escuchamos a nuestro alrededor y dirigir nuestra atención hacia ella. Es la manera de realizar dos cosas a la vez, desplazando nuestra atención secuencialmente de una tarea a otra. Las personas que con más frecuencia hacen varias cosas simultáneamente, son las menos preparadas para trabajar en equipos. Al parecer, son personas impulsivas, con una confianza excesiva, con poca capacidad de concentración y mucha facilidad a distraerse y cometer errores. Porque las consecuencias negativas de hacer varias cosas a la vez son costosas no solo para la empresa sino también para la persona. La realización de múltiples tareas te hace perder el tiempo, recursos utilizados en el proceso, como también y es lo más grave, te hacen cometer múltiples errores debido al desgaste mental y el agotamiento de la energía del cerebro. Para hacer algo bien en la primera vez, es necesario realizar la tarea donde está toda tu atención, concentración y consciencia. e-mail: jesuspirela9@gmail.com Twitter: @japirela