NUESTRO AMIGO, EL DOLOR

Siempre que sentimos dolor, es un motivo de preocupación. Lo relacionamos con algo malo, con que algo no está funcionando bien o con todo lo que nos lesiona o lastima físicamente. En otras palabras, es una referencia negativa, que al sentirla, nos alarma, nos causa incomodidad, depresión o sencillamente influye directamente en nuestra capacidad productiva disminuyéndola y afectando de la misma manera a nuestra eficiencia y calidad de vida.
Pero es hora de que su aparición sea tomada por nosotros de otra forma. Intentaré analizar mejor este punto. Sin pretender dármelas de especialista en la materia, solo soy un curioso lector, de estos temas que considero interesantes. Cuando algo externo, nos hiere, por ejemplo, las terminaciones nerviosas en el lugar del hecho, envían señales eléctricas al cerebro. Este las interpreta y responde de inmediato produciendo en ese sitio dolor.
No es lo que causó la herida, la causante del dolor. El dolor es la respuesta que da el cerebro al cuerpo. El proceso, es naturalmente mucho más complejo, que no entraremos a detallar en este artículo.
Debo recordarles, que el mismo cerebro es capaz de anular el dolor, haciendo lo mismo que hacen los analgésicos o algunas drogas, como la morfina (opioide), que disminuyen la intensidad del dolor. Claro, el cerebro utiliza proteínas endógenas o sustancias neurotransmisoras (endorfina, oxitocina), que pueden en determinado momento disminuir esa intensidad. Este proceso de inhibición voluntaria del dolor, es algo que se puede aprender, mediante un entrenamiento cerebral y siguiendo unas técnicas especificas. Pero este no es el tema a tratar.
Cuando sintamos en adelante un dolor, debemos pensar, en que este es producido por nuestro mismo cuerpo, para iniciar la solución al problema. Él nos dice, estamos haciendo lo conveniente para que la lesión sea sanada. El dolor, es producido por la presencia en la herida, de todos los recursos de que disponemos, para su curación, además de eliminar los efectos secundarios, que ello puede ocasionar. Como por ejemplo, la aparición allí de los glóbulos blancos (leucocitos) para evitar una infección, o la inmediata coagulación de la sangre (hemostasia), además de disminuir desangramientos, ayuda al comienzo de una restauración del tejido dañado, acompañado de un vaso-contracción para también controlar el paso de la sangre.
En otras palabras, el dolor, nos expresa, que el cuerpo está realizando, todo lo necesario y conveniente, para que la herida se cure lo antes posible. Entonces, al aparecer un dolor, debemos pensar en que se ha iniciado una acción, que contribuirá a la protección y sanación de nuestro cuerpo, pero podemos también utilizarlo como imagen que potenciará, todas las acciones positivas del cuerpo para su eliminación natural.

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