TODO CAMBIA CONTINUAMENTE

Es ahora cuando estamos conscientes de que todo cambia continuamente. Antes de la aparición de las leyes de la física cuántica, pensábamos que muchas cosas permanecían inmóviles, estáticas. Además, los estudios sobre la Ley General de Sistemas, nos enseñaron, que para conocer su funcionamiento, es necesario estudiarlos como un “todo”, y no como se acostumbraba y se sigue haciendo, estudiando en forma fragmentada el comportamiento de algunos o todos sus elementos constituyentes. Esto como se ha demostrado, es un grave error. Lo que nos dicen sus partes integrantes, no aportan nada al funcionamiento general del sistema. El es, completamente distinto a los elementos que lo integran. Es más, si uno de sus elementos constituyentes, cambia, hará que todo el sistema se altere. Todas sus partes se comportan de manera interdependiente, de una manera no-lineal. Es por eso que “el todo es más que la suma de sus partes”.
La física cuántica, es sus exploraciones y estudios sobre las partículas subatómicas, nos demuestran que a ese nivel –microcosmos- , el comportamiento de esas partículas es muy especial. Ellas son solo tendencias, probabilidades de las alternativas posibles, y que se materializarán, de acuerdo a lo que haga el observador. Sabemos ahora, que lo observado, siempre es alterado o influenciado por el observador, es por esa razón que no podríamos conocer la posición y el momento (masa por velocidad) de una ellas simultáneamente. Podríamos conocer una sola de esas características, pero nunca las dos, ya que para conocer, por ejemplo, su posición, se tendría que modificar su trayectoria y esto impediría saber cuál es su velocidad. Además están en un continuo movimiento.
Ese comportamiento es el mismo en todas las partículas elementales, y ellas constituyen todo lo que existe en el Universo. Como en los sistemas, si se modifica una características de una cualquiera de ellas, eso producirá un efecto –que no sabremos cual- en el “todo general”. Ahora, no solo en los niveles subatómicos se está en continuo movimiento, las galaxias que componen al Universo, el macrocosmos, también lo están. Así, que nada permanecerá en el mismo lugar jamás.
Aunado a todo esto, se complementa con lo agregado por la neurociencia. Esa ciencia, que intenta conocer los procesos que se realizan en el cerebro a nivel neuronal. Cuando piensas, hablas, miras, o escuchas, por ejemplo, existen muchas zonas en el cerebro que se activan. Eso se pude observar con las resonancias magnéticas funcionales. En ella se observa en tiempo real, esa activación de las células nerviosas. El movimiento de fluidos en esa zona, hace que se observe la actividad de las neuronas y el tiempo de activación. Toda una novedad, que se está utilizando para muchos experimentos mentales y para profundizar en ese gran centro de operaciones, que poseemos, y sin tener un manual de procedimientos.
Se ha descubierto, que existen unas células nerviosas, llamadas neuronas espejos que reflejan en el cerebro del observador, cualquier movimiento realizado por otra persona. Claro, no con la misma intensidad del que realizó el movimiento, pero si en la misma zona cerebral que él. Dicen los estudiosos del tema, que esa es la razón de la existencia en el ser humano, de la empatía y la cooperación espontánea y desinteresada.
A este punto quería llegar. Todo lo que captamos por intermedio de nuestros sentidos, todos esos estímulos, conscientes o no, producen en la persona, un efecto que hace que cambie su comportamiento. Es por eso que reaccionamos a la tristeza, al enfado, la ira y la alegría, que experimentan los demás. Si puedes darte cuenta de esto –obsérvate- podrás hacer que esa percepción, te influya para bien y no para lo contrario. Cada gesto, palabra, sonido o comportamiento observado, al llegar a tu cerebro, te afectará, produciendo un cambio en tu conducta, en tus emociones y sentimientos. Este proceso se cumple en ambas direcciones, lo que hagas o expreses, influenciará a tu entorno de manera también determinante.
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