Ideas Profesionales

Este espacio esta destinado a personas interesadas en los temas de gerencia, liderazgo e inteligencia emocional y social

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Nombre: Jesus Pirela
Ubicación: Gran Caracas, Distrito Capital, Venezuela

Matemático, Ingeniero Civil, Economista. Conferencista en temas de Gerencia, Liderazgo, Inteligencia Social y Neuroeconomia. Especialista en Técnicas de Resolución de Conflictos Prof. de Postgrado en los mismos temas

jueves, abril 06, 2023

Los efectos que producen los pensamientos en el interior y en el exterior de las personas

Se han escrito varios artículos en este blog sobre ellos y siempre nos asombran por sus efectos y es importante conocerlos para poder darle un uso adecuado, optimo a los nuestros y lograr resultados personales beneficiosos. Los pensamientos como sabemos son creados por nuestra mente, los cuales son respuestas a estímulos internos -un deseo, una visualización, una exigencia de alguna parte del cuerpo y es reportada al cerebro, etc.- o del mundo exterior captados por los sentidos. Claro, en muchas oportunidades, su origen es muy ambiguo y difícil de detectar su causa, pero esos casos puntuales no los tocaré. Vamos con los más corrientes. Cuando un estímulo externo, es captado por los sentidos y enviado a los centros específicos de ese sentido encargado de procesarlo, creando de inmediato una representación con esas características, lo cual al hacerlo consciente produce un pensamiento señalando que significa para cada quien. Dependiendo de lo que fuera esto, generará una emoción de miedo, dolor, ira, asombro, asco o alegría, felicidad, etc., Yendo a los ejemplos mas sencillos y comunes. Estando, caminando en la calle y escuchamos un sonido que no identificamos, de inmediato nos agachamos o nos lanzamos al piso. Allí, es el instinto animal que nos produce esa reacción de sobrevivencia y como consecuencia se origina una emoción relacionada al sonido y sus efectos, podría ser en este caso de temor. Si pasando por un sitio y escuchamos una música que nos gusta, de inmediato trae a nuestra mente recuerdos de momentos o de personas que compartieron esa misma emoción. O percibimos un olor característico que nos recuerde a algo, o a alguien. Todos podemos conseguir infinidades de momentos en que esto nos ha sucedido, así, que no estoy diciendo nada en especial. Esto es cuando son los sentidos los que captan ese estimulo exterior, pero no solo sucede eso. También sucede, pero con distintas comunicación, cuando es el cuerpo, nuestras viseras o músculos, quien siente primero el estímulo, o su causa. Veamos unos casos. Cuando tenemos sed, no es por casualidad, es que en alguna parte del cuerpo necesita agua para el mejor desenvolvimiento de sus funciones internas. De inmediato por sus canales regulares, que son estímulos electroquímicos, llega al cerebro esta señal que el cerebro interpreta – nos hacemos consciente del hecho- y nos produce la sed, que nos obliga a calmarla, de ese modo solventamos una deshidratación interna, que ya se había iniciado. También sucede cuando se produce una herida en nuestra piel. Llegan los avisos de ese escenario al cerebro y este de inmediato, realiza varios cambios que nos permiten que la hemorragia sea lo menos posible al hacer que los vasos traumatizados se cierren temporalmente y como acto seguido se inicia la cicatrización desde adentro hacia fuera para cerrar la herida lo antes posible, evitando infecciones y coagulando la sangre para mayor rapidez y cura de la herida. Son muchas las cosas que suceden en este tipo de evento y el cerebro envía endorfinas -neurotransmisores - que calman del dolor para hacer más pasajero el traumatismo. Agregando que la existencia del mismo dolor, es un alerta de ayuda para que cuidemos la zona dañada o afectada y que tomemos precauciones para no golpear o molestar la parte herida. El dolor es nuestro aliado, escúchalo e identifica su proveniencia. Es en otras palabras, es como si tuviéramos un ejército de defensores del organismo -en realidad si lo tenemos en los glóbulos blancos que atacan cualquier invasor- a la expectativa y que al suceder algo que cause daño, aparezca él dolor, diciéndonos procura no molestar esta zona que está convaleciente. Formidable, este comportamiento del organismo. Lo importante es que en ambos casos, sean estímulos internos o externos, para sentir o estar consciente de lo ocurrido debe intervenir el cerebro creando un pensamiento que es el que produce la emoción correspondiente -estimulo externo- o en el otro caso – estímulo interior- que es una vía inversa, también es una emoción que produce ese pensamiento afín con ella, y de ese modo, nos damos cuenta que es miedo, felicidad, odio o asombro, lo que sentimos. Son mucho y muy variadas las maneras de que estos estímulos, internos o externos, nos produzcan pensamientos que ha su vez, producen otras reacciones y comportamientos que resolverán una situación en particular, como otras traen recuerdos que pueden ser placenteros o no a nuestro presente. Viendo ahora el panorama en general, podemos darnos cuenta de que uno o varios pensamientos relacionados pueden ser la causa de una situación feliz o perjudicial. Me explico; por ejemplo, pensamos que nuestra respiración es insuficiente, que tenemos problemas para respirar, esta sensación que es producto de ese pensamiento, lo que hace es incrementar la situación haciéndola más dramática, si continuamos con pensamientos de no poder respirar. Lo que se debe hacer, es intentar cambiar el tipo de pensamiento y dirigir nuestra atención a cosas o situaciones distintas y que nos produzcan placer, alegría o bienestar. Veamos este sencillo y frecuente caso; nos encontramos con un amigo y este se nos acerca y pregunta, ¿te sientes bien? Porque te veo pálido y decaído. Eso podría ser suficiente, para que te sientas algo mal, pero tu estabas bien, ¿qué sucedió? Te has dejado sugestionar, sencillamente. Si luego razonas, que estás y te sientes bien, que eso fue una apreciación equivocada de tu amigo, esa simple deducción, puede ser suficiente para sentirte nuevamente normal. La influencia de la opinión de otra persona podría tener sus consecuencias en ti, si le das algún valor a ello. Las juicios en contra de tu persona, podrían hacerte daño, no las atiendas ignóralas, ellas son producto de la carga emocional y creencias de los que la emiten. Que sucede con los hipocondriacos. Ellos en realidad no están enfermos, solo sus pensamientos lo llevan a esa situación ya que en eso es que piensan. Padecen de lo que se imaginan y por eso permanecen enfermos de una u otra cosa. Podríamos hablar también de las personas positivas. Ellos por su manera de pensar, siempre encuentran una vía menos problemática o más placentera que una persona que sea negativa, sus salidas serán inciertas, accidentadas con obstáculos y fallas. Todos hemos experimentado estas situaciones, y es por la manera en que pensamos. Intentemos y eso se logra con perseverancia, mantener pensamientos positivos y ellos nos guiaran a caminos menos abruptos, encontraremos mejores salidas, mayores satisfacciones y más beneficios, sin duda. La forma en que piensas hace que veas la realidad de otra manera, crea otra apreciación de tu entorno, permitiendo mejores soluciones. Y no es magia, solo es educación mental en favor de lograr una mejor calidad de vida, tanto mental como física. jesuspirela9@gmail.com