ENSEÑAR ES APRENDERTE

Los conferencistas, charlistas, profesores y maestros, de todas las especialidades, incluyendo a los conversadores serios, han experimentado muchas veces cuando están expresando sus ideas, que exactamente en el proceso de exposición, realizan una disertación distinta, de un mismo punto ya tratado en oportunidades anteriores. Eso no significa que las expresadas con anterioridad hayan tenido alguna falla, solamente su óptica, su análisis fue diferente, basado en un razonamiento también diferente.
Esto es sumamente frecuente y es efecto de la utilización de la intuición, que es uno de los caminos para llegar al subconsciente. Es un proceso de actualización y transformación natural y automática del conocimiento. Nuestras experiencias, los conocimientos adquiridos, todo lo aprendido, están en el subconsciente, deposito donde sólo se puede recurrir de manera involuntaria (inconsciente), siendo este un paso a transitar en el proceso de hablar o de pensar. Cuando expresamos nuestras ideas, la forma en que razonamos, depende directamente, del enfoque que hagamos, de su orientación, del marco mental existente, de las referencias utilizadas, del estado de ánimo imperante, etc., que hacen que el resultado de ese análisis sea siempre distinto, en su abordaje, en su explicación, en su adaptación, manteniendo la idea fundamental.
Es una gran verdad, que cuando alguien conoce bien una materia, está en capacidad de expresar la idea o el punto en cuestión, en distintas formas y maneras, esto trae como consecuencia, que los interlocutores puedan comprender y entender el razonamiento realizado. No importando cual sea el nivel de conocimiento que se tenga, él llegará de manera sencilla a todos. Es muy fácil darse cuenta, que cuando alguna persona habla de un tema que desconoce, o que domina a medias, su explicación sobre dicha materia, será incomprensible para todos, ya que la ignorancia que tiene es la causa de muchas dudas y estas no permiten un normal discernimiento de lo tratado, carece de argumentos sólidos, lo cual trae como resultado, explicaciones no adecuadas, ni convincentes. Hay un dicho popular que reza: desconfía de aquella persona a quien no se le entiende lo que dice, aunque use un vocabulario rimbombante, la posible causa de esa característica, ahora ya la sabemos.
Cuando se conversa, es normal que sobre el punto tratado, te venga a la mente, como por arte de magia, distintas maneras de explicar la idea, es tu elección, escoger cual es la adecuada o la optima, ya que todas ellas son válidas. Esos distintos caminos o formas de enfoque, son un acción automática del acto de pensar y sucede de manera natural, formando parte del desarrollo de la misma conversación. Es un acto inconsciente e instantáneo, y es cuando nuestro cerebro actúa, poniendo toda su capacidad y conocimiento a la orden, permitiendo que en el próximo paso, sea ésta una explicación, una idea, o simplemente la escogencia de una palabra, se haga la mejor selección, para luego realizar la mejor elección posible.
Con mucha asiduidad, cuando están dando clase los maestros o profesores, aun cuando ese tema lo han explicado en muchas ocasiones, de manera instintiva, dan una versión no utilizada con anterioridad, y es en el instante en que se está expresando, cuando se hace consciente las bondades del nuevo enfoque, por su sencillez, por lo convincente y por su facilidad pedagógica. Es un acto simultáneo, el pensar en el tema y el de hacer consciente la nueva adaptación.
Además es una acción muy frecuente, que ayuda a ser más explícitos en las exposiciones y se obtenga como resultado, un buen entendimiento y comprensión de lo dicho por parte de los escuchas y para el expositor, al poseer una novedosa manera de acometer e interpretar el tema en futuras oportunidades.

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