MENSAJE A GARCÍA

Cuando estalló la guerra entre España y Estados Unidos a finales de siglo, el presidente estadounidense necesitaba hacer llegar un mensaje aun revolucionario cubano llamado García. Se escondía en alguna parte de la isla de Cuba, fuera del alcance del correo o el telégrafo. Nadie cabía como llegar hasta él. Pero un oficial sugirió que, si había alguien que pudiera hacerlo, ése era un oficial llamado Rowan.
Cuando McKinley entrtegó la carta a Rowan en Washington D.C., el oficial no le preguntó: ¿Dónde está? ¿Cómo llego hasta allí? ¿Qué quiere que haga cuando llegue? ¿Cómo regreso?. Se limitó a coger el mensaje e imaginar como llegaría hasta García. Tomó un tren hasta Nueva York y un barco hasta Jamaica. Rompió el bloque español para llegar a Cuba en barco de vela. A continuación, vinieron desenfrenados viajes en carromato, caminatas y cabalgatas por la selva cubana. Nueve días de viaje después, Rowan entregó el mensaje a García a las nueve de la mañana. La misma tarde, a las cinco, emprendió su viaje de regreso a estados Unidos.
Este es una parte de un relato más largo, pero es suficiente para darme entrada a lo que deseo escribir sobre ese mensaje. En la mayoría de los libros sobre gerencia, para no decir todos, cuando se nos habla de la “facultación”, nos señalan que es muy bueno e importante, pero es necesario que el que faculta le suministre al facultado, además de autoridad, los recursos necesarios para que él pueda desenvolverse de manera efectiva, debe además de estar preparado para el trabajo que se desea que desempeñe, aun así, la responsabilidad es compartida con el facultante, de tal manera que aunque no se realice un control y una supervisión directa, se está pendiente del proceso.
Esté señor Rowan, es un caso superespecial, además de no hacer ninguna pregunta, parecía dotado de todas las cosas que él suponía iba a utilizar para llegar a su destino. En otras palabras, se debe suponer que el presidente estadounidense conocía de antemano los dotes de este oficial, pero el que lo sugirió fue otro oficial, el presidente confió en su oficial y acepto el reto, que resulto positivo, pero cuantos gerentes o directores de empresa, facultan a una persona, sin darle, por lo menos, los recursos necesarios para su gestión? De hacerlo de esa manera, lo considero un caso de irresponsabilidad.
Debo decir que este caso debe ser hipotético, no diré que imposible, pero si es sumamente difícil de conseguir una persona con estas cualidades y el máximo jefe, no lo conozca, pero tengo otra duda, acaso el señor Rowan conocía a García?, Sabía donde se encontraba? Si son afirmativas las dos interrogantes, ese mensaje a García, es un común y silvestre caso de facultación, y si es así, cual es lo espectacular del asunto?
La facultación, como lo dije antes, es una importante herramienta de cogestión gerencial, además de que permite a los facultados, utilizar toda su creatividad, el hecho de involucrase de esa manera, permite que desarrollen y usen, todo el potencial que ellos puedan tener, les abre el camino para su superación, al aplicar la experiencia, el conocimiento que han adquirido en la vida. Es una oportunidad que debe ser aprovechada por aquellos que la han buscado y por consiguiente se las han ganado.
Es posible que otras personas tengan una interpretación distinta a la mía, pero quiero que se den cuenta de que el caso lo he puesto en situación real y no en una situación hipotética, ya que aunque se esté muy preparado, siempre se pide información, o se da información sin pedirla, pero el facultante debe decir el motivo y razón de la misión, porque una misión desconocida, no da margen para que el facultado, ponga su iniciativa y creatividad ya que desconoce el objetivo, lo que se busca. Al conocer el objetivo, pueden haber muchos caminos que te puedan hacer llegar a el, pero al no conocerlo, su importancia se pierde y no hay un compromiso, un involucramiento del facultado y la obtención de la meta. Cuando un empleado se involucra, cuando conoce a donde puede llegar él y su empresa, realizará eficientemente su tarea, cuando no se tiene un norte, un destino, no se sabe a donde ir es muy factible, que se pierda en el trayecto.

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