Ideas Profesionales

Este espacio esta destinado a personas interesadas en los temas de gerencia, liderazgo e inteligencia emocional y social

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Nombre: Jesus Pirela
Ubicación: Gran Caracas, Distrito Capital, Venezuela

Matemático, Ingeniero Civil, Economista. Conferencista en temas de Gerencia, Liderazgo, Inteligencia Social y Neuroeconomia. Especialista en Técnicas de Resolución de Conflictos Prof. de Postgrado en los mismos temas

viernes, febrero 15, 2019

ERES LO QUE PIENSAS

ERES LO QUE PIENSAS Leemos a cada momento que: “somos consecuencia de lo que pensamos”, o “según lo que comemos, así somos”, etc, etc. Todas estas expresiones tienen razón, pero dirigen la atención de manera general y no al porque de esa expresión. Todo se origina en la mente. Es en nuestro cerebro donde se producen todas estas determinaciones, que definirán el carácter y por supuesto el comportamiento futuro. Es allí donde se gestan todos esos procesos que se llevan a cabo y producen esos cambios en nuestra fisiología y en nuestra mente. El asunto es, que dependiendo de la forma en que piensas, sea esta positiva o negativa, y si ese pensamiento es repetitivo, resultará concluyente en las acciones inmediatas que emprenderás. Al tener un pensamiento fijo en la mente, sesgará la percepción que tendrás del mundo que verás, a las características de la emoción que sentirás, producto de ese pensamiento. Conocemos que hay personas, por ejemplo, que comen poco y engordan mucho, otras, comen de todo y en cantidades y permanecen delgados. ¿¿Y la gente se pregunta y porque eso sucede?? Intentaré dar una breve explicación de esa interrogante de origen mental. Resulta, que, al tener un pensamiento recurrente, el cerebro de inmediato, dependiendo del tipo de pensamiento, produce una serie de hormonas y de neurotransmisores que viajando por diferentes caminos -las hormonas, por la sangre y los neurotransmisores por medio de impulsos electroquímicos de neurona a neurona-, producen una determinada emoción, acorde al pensamiento que las origino, como lo expresé en párrafo anterior. Sigamos con el ejemplo: si al verte al espejo, te percibes gordo, esa imagen es producto del pensamiento que habita en tu mente. No es tu imagen verdadera, sino la que imaginas que es, consecuencia de las reacciones de tu cuerpo proveniente de la emoción sentida. Esta figura imaginada por ti se convertirá en el cuerpo que supones tener, y no el que realmente tienes, y como realmente te ven las personas. Todo está en tu imaginación. Esa presunción, te influirá de tal manera, que siempre tú te verás así, no importando que no comas o lo hagas en pequeñas cantidades, o contrario a los que te digan las personas, siempre te verás como tú lo imaginas, en este caso gordo. Un caso patético son las chicas que sufren de anorexia, que son aquellas personas obsesionadas con su peso y lo que ingiere, debido a que siempre se verán gordas, aunque no lo estén en realidad. A eso me refiero. Cuando te has autoconvencido de algo, sea por influencia externa o internamente. Esa convicción, ajusta tu consciencia a una realidad imaginaria, que te producirá cambios, tanto físicos como mentales. Será una conducta inducida, una manera de percibir tu entorno o a ti misma. En otras palabras, una actitud autoalimentada por ciertos eventos específicos, en este caso, tu gordura. Estas modificaciones de la personalidad se ven claramente graficadas, en distintos principios, leyes, efectos o síndromes, por ejemplo; El Efecto Pigmalión, o en la Ley del Beneficio Mutuo, o en la Profecía de la Realización Personal. Todos ellos podrán aclarar con más detalle lo expresado aquí, por si deseas profundizar en el tema. Todas ellas describen la manera en que las intenciones de otras personas expresadas frecuentemente en situaciones determinadas, o asumida por nosotros mismos, influyen de tal manera, que pueden y llegan a producir, esos cambios de que hablamos. Muchas veces, esas creencias, sugestiones u obsesiones, te convierten en víctima o en un triunfador. Todo dependerá de sus efectos. Ellos establecerán, cuál será la variación en tu comportamiento, ante ciertas situaciones especiales. Si eres víctima, siempre pensarás que son otras personas las culpables de tus desgracias. Si te crees triunfador, entonces, ante una situación de crisis, por ejemplo, siempre buscaras una salida, un modo de resolver el inconveniente, como, salir adelante, intentarlo de nuevo y no detenerte. Ambas, son respuestas muy diferentes, y todo dependerá del modo en que tu enfrentas el hecho: con una actitud negativa o con una actitud positiva, y eso derivará del modo en que piensas. Esto no significa, que, siendo un triunfador, puedas salir derrotado. Porque que aun cuando así fuera, encontraras la causa de la derrota y aprenderás de ella, significa entonces, que jamás serás perdedor, solo eliminas un camino equivocado, pero persistirán y triunfarás. En otras palabras, eres un resiliente. Observa tu cuerpo, él está preparado para resolver los desequilibrios que ocurran, sean físicos o mentales. Los procesos de homeostasis recuperarán el estado de estabilidad perdida. Así como se cierra una herida, se alivia un dolor o te curas de una gripe, sin medicamentos, debido a la acción de tus defensas (sistema inmunológico) que proceden a recuperar la normalidad, el equilibrio del cuerpo físico, así tus pensamientos, harán que se recupere tu estabilidad emocional y como consecuencia hallarás la actitud adecuada. e-mail: jesuspirela9@gmail.com Twitter: @japirela