LA FELICIDAD

Siempre quise escribir sobre la felicidad. Es un tema apasionante y complejo. Es algo muy personal, mi felicidad depende de cosas que posiblemente a usted, no le provocaría un respiro. Pero así es esto. Todo está en nuestro cerebro, el centro de operaciones de todo lo que sentimos y nos produce emoción, pasión, felicidad y también ira. Pero nuestro objetivo es la felicidad. Ella no está en un lugar donde hay que ir a buscarla, ni tampoco nos espera cuando pasemos. Puede estar en los momentos más insignificantes o en los más emotivos. Todo está determinado por nuestro estado de ánimo, de las referencias mentales que tengamos en ese preciso instante. Es tal la complejidad, que podríamos encontrar la felicidad, en la brisa que nos acaricia la cara, en los colores de los pétalos de una rosa, en un paisaje o simplemente, en algo que nos cause satisfacción interior. Entonces, la felicidad es un continuo en el tiempo, donde cada instante fluye sin percatarnos de ello. Es cuando nuestra imaginación viaja a sitios distantes, imaginados, con la brillantez y el aroma perfecto. Cuando sentimos que amamos todo y disfrutamos ese sentimiento intensamente, sin advertir el tiempo. Ella llega, cuando estamos en paz con nosotros mismos, cuando sonreímos y somos correspondidos. La felicidad, es algo que aparece en muchos momentos de la vida, no es acumulativo, pero siempre suma, se multiplica cuando recordamos o extendemos ese estado mental, en las siguientes acciones que realizamos. Ella está en todas partes y en ninguna en especial. Aparece y desaparece, pero siempre está a nuestro alcance. No existe ninguna vida, que no haya disfrutado de un momento de felicidad. Pero aquellos, que siempre poseen pensamientos positivos, generosos, son más propensos a su aparición y su disfrute. Debemos prepararnos para vivirla y sentirla, con más frecuencia. Está en los detalles, en gestos imperceptibles, en un paisaje, una nota musical, en un recuerdo, una sonrisa, una mirada, un suspiro, etc., pero debemos estar preparados para notarlo, verlo, percibirlo y ya. Se feliz, vive a tu manera, pero intensamente. Aprecia la felicidad en los demás y ella se te acercará también. Es contagiosa, cuando es compartida sinceramente. Es una parte importante de la buena vida, compártela, multiplícala y no envejecerás jamás, aunque mueras de viejo. jesuspirela9@gmail.com